Fase 1 del desconfinamiento, casi tres meses sin ver a los primates. (Bueno, eso sin contar alguna videollamada que hemos hecho. Lágrimas de alegría con los besitos que me daba Juanito a través de la pantalla). Bajo del coche, el corazón se me acelera “¿Será posible que Charly ya me esté reconociendo con la mascarilla y gafas de sol desde tan lejos?”.
Después de un saludo a mis compañeras (manteniendo los 2 metros de distancia, claro), me falta tiempo para desinfectarme las suelas y dirigirme hacia el mirador de los Mutamba.
Entonces ya no hay duda, Charly sí que me había reconocido, porque al llegar me da la espalda. Está enfadado conmigo. Siempre se enfada cuando me voy 2 semanas de vacaciones. Esta vez creo que me va a costar más que me perdone. Saludo a Juanito, a Marco y Bongo que se han acercado al perímetro a saludarme y cada vez pillo a Charly mirándome de reojo. “Ojalá te lo pudiera explicar todo Charly. O igual tampoco entenderías la sinrazón de las bajezas del ser humano que nos ha llevado a ambos a esta situación…”
Esta noticia forma parte de la Revista del socio, Primates num 40.
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