A nuestra preocupación por la afectación del coronavirus en los humanos se suma la preocupación por los primates no humanos de los que casi el 70% se encuentra en peligro y, por supuesto, los chimpancés que cuidamos en MONA. Compartimos casi el 99% de nuestro ADN con ellos y esto aumenta las probabilidades de transmisión del coronavirus. De hecho, los virus respiratorios humanos comunes han causado brotes mortales en grandes simios en el pasado. Un ejemplo de ello es el coronavirus humano (HCov) OC43 que se propagó a los chimpancés salvajes que viven en el Parque Nacional de Taï, Côte d’Ivoire.
La transmisión de enfermedades es bidireccional y debemos actuar con el fin de proteger no sólo las vidas humanas, sino también a los grandes simios y otras especies.
Estos miedos e incertidumbres no existirían si estas especies no se vieran obligadas a vivir en proximidad con el humano ya sea en su hábitat o fuera de él. Estos momentos nos dan la oportunidad de reflexionar, aún más si cabe, sobre prácticas como el turismo o, por supuesto, la tenencia de estos animales como mascota.
Desde MONA luchamos firmemente para acabar con el tráfico de animales salvajes. Éste empuja a miles de especies a la extinción y supone un drama para la naturaleza, pero también debemos ser conscientes de que la manipulación inapropiada, la proximidad y el comercio ilegal de mascotas ponen a los humanos y a los grandes simios en riesgo de transmisión de enfermedades. Un motivo más para erradicarlo.